viernes, 12 de junio de 2009

EL DEBATE

EDITORIAL
Estaban todos los presentes en el estudio televisivo, ansiosos por escuchar ese debate de candidatos a diputados en el Congreso Nacional. Se habían estado preparando, estos candidatos desde hacía mas de un mes.
Carecíamos de elementos para saber cuales iban a ser sus argumentos y tampoco conocíamos la capacidad de cada uno para el desarrollo de ideas, proyectos y hasta de las reglas de un debate amplio y abarcativo.
Los personajes que se presentarían eran gente de nivel universitario y casi todos habían tenido experiencias políticas anteriores.
La estación de TV era sin duda un lugar donde nos habíamos citado con muchos amigos y amigas, para tener una idea de cual era el nivel político que habían alcanzado los candidatos de las próximas elecciones.
Recuerdo que en los minutos anteriores al inicio del debate, intenté borrar todos los preconceptos que tenía respecto a cada candidato o candidata, para poder realizar un análisis lo mas objetivo posible.
Luego de una breve presentación realizada por un periodista del Canal, los candidatos hicieron su presentación, refiriéndose todos ellos a proyectos, ideas y sugerencias que traían al debate, sin especificar concretamente de que se trataba cada uno de ellos, ya que esto quedaba para el debate mismo. Defendieron la Democracia, el voto del pueblo, y propusieron en general mejorar la economía del país,
Nos fuimos preparando, con ansiedad, dispuestos a escuchar un intercambio de opiniones muy interesante, según aparecía detrás de cada personaje.
El primer candidato inició su discurso, rompiendo estruendosamente nuestro afán por poder analizar realmente a los candidatos y sus propuestas. Lo hizo, anunciando que antes de entrar a debatir proyectos, quería dejar bien en claro, que dos de los candidatos que estaban allí, no tenían autoridad moral, ya que cada uno por distintas razones había realizado una gestión supuestamente corrupta o ilegal.
Entonces, nos dimos cuenta que por el hecho de estar en medio de un período preelectoral, cada uno de los disertantes iba a intentar ganar votos, desprestigiando a los rivales y ascendiendo ,el o ella, en la consideración de los votantes.
Se cayeron nuestras expectativas y pudimos ser testigos de una serie de discusiones, que parecían de café, sobre temas muy alejados de proyectos ,ideas o propuestas.
Los disertantes se lucieron, mostrando su capacidad para eludir respuestas, atacar al contrario y buscar su desprestigio, pensando en los votos que podrían acumular con esto
Esto ocurrió hace unos años, fue sin duda una clase de política añeja. Nos sirvió a mi y a mis amigos, para tener una idea general de cómo era la política nacional
Ha pasado el tiempo, tuvimos una historia política muy movida en nuestro país, y debates como el que relato, volvieron a repetirse.
Siempre dijimos desde esta tribuna que los tiempos preelectorales son neblinosos, oscuros, difíciles de transitar. Hoy creo que esta elección ha superado todos los cálculos, todas las peculiaridades de este tiempo y ha transformado a la sociedad en un resumidero de basura. Ya no hay límites, en las agresiones, no hay reglas en los debates, se toma la puja electoral como si fuera un chiste y como resultado, de todo eso tenemos a millones de argentinos pendientes de la palabra de estos pocos señores de la política, que los asombran con nimiedades,y tonterías, que no hacen a la elaboración de un proyecto de estrategias de estado, que permitan mediante el debate y el consenso fijar un rumbo a esta gran nación,
Nuestra ansiedad, como la de los argentinos se centra en procurar que nuestros políticos, piensen en toda la comunidad a la hora de dictar leyes, reglamentos o elaborar proyectos.
Para redondear este comentario creo que debe aclararse que en la elección del 28 se eligen diputados y senadores nacionales. Ellos no deciden por si solos las políticas nacionales., son parte de uno de los poderes del estado: el Poder Legislativo Todos deben reunirse y consensuar con los otros lo mejor para nuestro pueblo