martes, 13 de octubre de 2009

LIBERTAD DE EXPRESION

EDITORIAL

En esta semana que acaba de pasar, nos enteramos por los medios gráficos de dos noticias referidas a la libertad de prensa:
Por un lado un periodista croata ha sido condenado a una pena de 20 días de cárcel por un delito de calumnias contra un político local, vertidas en comentarios anónimos de terceras personas en su blog. La Asociación Croata de Periodistas destaca que Fintic, el periodista, nunca ofendió personalmente al político o su familia sino que solamente fundó una página Web. "No veo qué mal hice por haber abierto un foro en que todos los ciudadanos (...) Podrían comentar los acontecimientos en su ciudad", comentó Fintic para un rotativo croata. La Organización Croata de Bloggers (HBO) considera que en el proceso judicial contra Fintic fueron violados los derechos humanos y civiles básicos y el principio constitucional de la libertad de expresión.

Por otro lado la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) que celebra en Madrid su 64ª Asamblea anual ha denunciado que persisten los ataques a la libertad de expresión y a los periodistas y ha criticado las presiones de los poderes públicos a los medios, que dificultan la labor informativa en la mayoría de los países de América Latina.

Paralelamente, y sin irnos tan lejos, en nuestro pago chico también se cuecen habas. Un reconocido periodista local que publicó y denunció en el semanario “Ecos” de esta ciudad una investigación sobre las presuntas irregularidades en la compra y distribución de módulos alimentarios (bolsones) que se encuentra a cargo del Poder Ejecutivo Municipal también ha sido victima de amenazas y hasta atentados en el vehiculo de su propiedad. Hechos que se hicieron extensivos a un dirigente Justicialista que aportó información al respecto.
Esto derivó en una denuncia penal ante la Fiscalía de Cosquín por daños y amenazas contra el Intendente Municipal, el secretario Coordinador de Gobierno, el secretario del Concejo Deliberante y el propietario de la empresa encargada de suministrar los bolsones.

El derecho a la libre expresión y la difusión de las ideas es y debe ser uno de los principales derechos con los que debe contar la ciudadanía, ya que no solo es fundamental, sino esencial, para defender y promover los restantes derechos humanos, para opinar con libertad, para denunciar las injusticias del gobierno de turno y del sistema en general, para proponer y reclamar cambios que beneficien a todos los integrantes de la comunidad, para ejercer el necesario control de las administraciones publicas, etc.

Quizás por esto, sucede que dicho derecho es permanentemente amenazado por los gobiernos de turno; ya sea para que no se investigue o para que no se conozcan los manejos de los dineros públicos, ya sea para imponer su verdad o sus valores personales, callando los otros.

Estamos próximos a cumplir el Bicentenario de nuestra Nación, y creemos meritorio recordar que la Libertad de imprenta en la Argentina rige desde 1811, a través de un decreto, fundamental en la historia de la libertad de prensa en nuestro país, firmado el 26 de octubre de 1811 por Manuel de Sarratea, Feliciano Chiclana y Juan José Paso

De allí en mas este Derecho ha sido consagrado por todas las Constituciones nacionales, en el día de hoy a través del Art. 14 que expresa: “Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio; a saber: de trabajar y ejercer toda industria lícita; de navegar y comerciar; de peticionar a las autoridades; de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio argentino; de publicar sus ideas por la prensa sin censura previa; de usar y disponer de su propiedad; de asociarse con fines útiles; de profesar libremente su culto; de enseñar y aprender”.
Artículo que es reforzado por lo que se expresa en la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, y en la Convención Americana sobre Derechos Humanos o Pacto de San José de Costa Rica.

La lucha por la libertad de expresión nos corresponde a todos, ya que es la lucha por la libertad de pronunciar nuestros pensamientos, ideas y sueños.

Respetar la libertad de los demás a decir cualquier cosa, por más ofensiva que la consideremos, es respetar nuestra propia libertad de palabra.

Desde este espacio repudiamos enérgicamente cualquier actitud que vulnere tan sagrado derecho y expresamos nuestra solidaridad con los damnificados.