lunes, 29 de marzo de 2010

24 DE MARZO

EDITORIAL

Acaba de pasar un nuevo 24 de Marzo, el número 34 desde el fatídico año en que nuestra nación se sumergió en la oscuridad mas siniestra que cualquier mortal se pueda imaginar; donde el miedo, el terror y el silencio cómplice de muchos sectores de la comunidad cubrieron por completo a la sociedad toda, anestesiándola para que no pudiese observar, objetivamente, el plan macabro que se empezaba a ejecutar.

Yo era muy chico en ese momento para comprender, pero con el transcurrir de los años se fue acentuando la sensación, hoy confirmada para mi, de que ese plan maquiavélico tenia como principal objetivo la instauración, para este país y América Latina, de un programa económico; programa elaborado minuciosamente en escritorios de Harvard, de Chicago y de los grandes centros económicos que manejan a su voluntad, o mejor dicho de acuerdo a sus intereses, los gobiernos de los países tercermundistas.

Se instaló un sistema económico perverso, para el cual era necesario eliminar todo vestigio de oposición al mismo, utilizando todas las herramientas a disposición, por más que estas fueran las torturas, las vejaciones, el secuestro, las violaciones; todo estaba permitido, aunque estuviera fuera de la ley. Se utilizó el aparato estatal para ello, con tal de garantizar la implementación de una economía en la que el “vale todo” y la competencia irracional, fueron el eje rector; donde el mercado regulaba y el estado era un simple espectador.

La implementación en América Latina del Neoliberalismo se hizo a sangre y fuego, quizás por aquel axioma, patético por cierto, que dice que: “la letra con sangre entra”….

Muchos creen que los problemas del neoliberalismo llegaron en la década del ‘90,; pocos saben que en los albores del año ’76 ,con la excusa de eliminar la influencia bolchevique de este bendito país y reorganizarlo, los militares tomaban el poder por la fuerza y allí empezaba a cocinarse esta historia que eclosionó, o tuvo su punto culmine, durante la presidencia del riojano, disfrazado de payaso y sin dudas empleado de los dueños de esta historia que venia a terminar con el trabajo empezado veintipicos de años antes por las fuerzas armadas.

Hoy, cuando se discute el pago de la deuda externa, si se debe hacer con las reservas del Banco central o si debe serlo con la plata del presupuesto, e inexplicablemente algunos sugieren que se vuelva a pedir prestamos al FMI para cumplir con ellos mismos, son pocos los que recuerdan el impacto que tuvo el seguro de cambio que implementó el Banco Central en 1982, que según el historiador Norberto Galasso, entre muchos más, fue la estatización de la deuda privada. Lo diseñaron González del Solar y Cavallo. Tuvo un costo de 15.000 millones de dólares, por lo que la dictadura llevó la deuda de 5300 a 45.000 millones. Cavallo les dijo a las empresas más beneficiadas, como Celulosa, Pérez Companc, Citibank, Acindar, Bridas, Alpargatas, Banco Ganadero, Fortabat y Techint, que refinanciaran sus deudas en dólares a largo plazo, que el Banco Central les vendería dólares al precio de ese momento.

De esa forma, les licuó la deuda, y lo que era de la deuda contraída por un minúsculo grupo de empresarios pasó a ser de todos los argentinos.

30.000 compatriotas fueron víctimas, sin contar a los miles de familiares, amigos y la sociedad en general, de un plan siniestro que instauró el modelo económico que aun hoy nos oprime y no nos permite desarrollarnos de acuerdo a nuestras virtudes y capacidades.

Por esto y muchas cosas mas es que los 24 de Marzo debería ser un día de reflexión, no hay nada para festejar y mucho para pensar, empezar a tener claro como sociedad que es lo que no queremos que vuelva a suceder es un primer paso mas que importante.

Memoria, Verdad y justicia….